Una de las principales singularidades de la costa de La Marina Alta es la presencia de amplias praderas marinas, especialmente de Posidonia oceánica. Las praderas de fanerógamas marinas son indicadoras de la alta calidad de sus aguas y de la riqueza de sus hábitats y ecosistemas. En torno a estas praderas se sustentan muchas actividades socioeconómicas de gran interés, como la pesca, o el turismo.
Hasta mediados del siglo XX las praderas marinas se distribuían ampliamente por todo el golfo de Valencia, y desde entonces hasta hoy han ido en regresión hasta prácticamente desaparecer por causas claramente ligadas a las actividades humanas. Solo en el extremo más meridional del golfo, en Denia, todavía se conservan estas praderas.



Las praderas marinas, además de albergar ricos ecosistemas, cumplen una importante función en la estabilización de la línea de costa. Actúan como «arrecifes» reduciendo la fuerza de las olas, y ya en forma de arribazones de las hojas muertas, contribuyendo a evitar la pérdida de arena por erosión. Por ello, estos frágiles ecosistemas deben de ser especialmente protegidos en el presente contexto de crisis climática.
La elevación del nivel del mar, la desaparición de las praderas marinas y la falta de aportes sedimentarios por parte de los ríos están produciendo una regresión de la línea de costa en las playas del norte de Denia, que se evidencia con cada uno de los temporales de otoño e invierno.

Pero a pesar del demostrado papel que juegan en la estabilidad de las playas, tanto de las praderas como de sus arribazones, muchos ayuntamientos costeros, presionados por unos usuarios desinformados sobre la importante función de estas praderas, paradójicamente, siguen destinando recursos a la eliminación de los arribazones, y a la vez a la recuperación de paseos marítimos y pérdidas de arena en las playas producidos por los temporales.
De lo anterior deriva el hecho de que la conservación de las praderas de posidonias, así como la actitud ante los arribazones precisa de una necesaria labor de educación ambiental, especialmente en los sectores turísticos y pesqueros.
Por tanto, debe de cambiarse la percepción social que se tiene acerca de los arribazones. Se siguen identificando por muchos usuarios como basuras a pesar del reconocido papel que juegan en la estabilidad de las playas.
En la página web del Instituto Español de Oceanografía podéis encontrar un estupendo y riguroso documento denominado Atlas de las praderas marinas de España, en el cual se ponen en valor las praderas marinas como las que disfrutamos en nuestro litoral y que todos debemos contribuir a mantener y mejorar.

Si estáis interesados en la gestión del litoral, no solo como un simple soporte físico de los equipamientos y de las actividades asociadas a la industria turística, os aconsejo leer el estudio «Gestión litoral en Menorca: un modelo basado en criterios geomorfológicos»
Bon Vent i Barca Nova.
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