Asociació d'Amarristes del Raset de Dénia

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LOS RORCUALES DE DENIA, UN PATRIMONIO A PROTEGER Y PONER EN VALOR

Pronto se cumplirá un año de los avistamientos de rorcuales comunes (Balaenoptera physalus) que se produjeron en las costas de Denia a principios del pasado verano.

Estos animales pasan muy cerca de nuestras costas de manera regular a finales de primavera y a principios del verano. No son residentes, pero si forman parte de la rica fauna de nuestras costas. Dan muestra, al igual que las praderas de posidonia, de la calidad de nuestras aguas y deben de seguir formando parte de nuestro rico patrimonio natural.

Paso de rorcuales por el Cabo de San Martín, en Jávea, durante el verano de 2022.

Las lamentables imágenes del pasado verano en las que algunas embarcaciones persiguieron a una manada de rorcuales no deberían repetirse. Incluso alguna embarcación atravesó la manada con el consiguiente peligro para los rorcuales y para sus ocupantes.

Estos animales son muy inteligentes y tienen buena memoria. Situaciones como estas hacen que excluyan determinados hábitats en sus desplazamientos.

Con este artículo queremos:

  • Conocer un poco más a estos animales;
  • Concienciar de los peligros a los que se ven sometidos;
  • Poner en valor la importante función que juegan en el ecosistema marino y el privilegio que es poderlos contemplar en nuestras costas;
  • Saber qué hacer y como comportarse en caso de avistamiento.

Esperemos que la manada que se avistó el pasado verano haya olvidado la traumática experiencia y que vuelvan a elegir nuestras costas en su migración.

El rorcual común del Mediterráneo (Balaenoptera physalus)

El rorcual común es la única ballena barbada —cuentan con barbas en lugar de dientes— que habita de manera regular en el mar Mediterráneo.

Las hembras pueden alcanzar 27 metros de longitud y pesar 90 toneladas, mientras que los machos llegan a 23 metros y 70 toneladas. Solo son superados en tamaño y peso por las ballenas azules (Balaenoptera musculus). A pesar de su tamaño, los rorcuales presentan una línea hidrodinámica que les permite alcanzar a velocidades de hasta 37 kilómetros por hora y realizar espectaculares saltos.

Es uno de los animales más longevos del planeta. Se han llegado a encontrar ballenas de hasta 120 años. En Alaska, cazaron una ballena que llevaba incrustado un modelo de arpón de 1885. Nunca imaginaron que el animal llevaba surcando los mares desde finales del siglo XIX.

Video subido por la Asociación EDMAKTUB. En el video se observa la facilidad de nado de estos animales pese a su gran tamaño.

El rorcual común cuenta con unos ojos adaptados a la visión submarina y no tanto a la visión fuera del agua. Sus retinas, como las de los perros, contienen muchas células de las denominadas bastones, muy fotosensibles y que permiten la visión nocturna, y conos, que permiten la visión en color.

Tienen una audición especialmente adaptada a los sonidos de baja frecuencia. Se comunican emitiendo pulsos sonoros de entre 16 y 40 hercios que pueden oír a más de cien kilómetros de distancia en el agua. Los machos emiten canciones con el fin de atraer a las hembras para aparearse.

Cada subpoblación utiliza secuencias de sonido diferentes para comunicarse. Varían los intervalos entre pulsos, los anchos de banda, la frecuencia media y la duración de los pulsos. Las diferencias entre estos parámetros acústicos son el mejor indicador para diferenciar a las subpoblaciones.

Las hembras alcanzan la madurez sexual en torno a los 7 años. Los machos, a los 6. El periodo de apareamiento se produce durante el invierno y la gestación dura aproximadamente 11 meses. Las hembras dan a luz cada 2 o 3 años a una sola cría. Las crías miden alrededor de siete metros y pesan entre 1 y 1,5 toneladas. El destete ocurre a los 6 o 7 meses de edad, cuando miden entre 11 y 13 metros de longitud.

Son animales filtradores que se alimentan de una gran variedad de pequeños bancos de peces, moluscos y crustáceos planctónicos como el krill (Meganyctiphanes norvegica). Para alimentarse realizan embestidas, nadando lateralmente con sus enormes bocas abiertas para engullir a sus presas, que luego filtran a través de sus barbas. Son capaces de sumergirse a profundidades de más de 200 metros y pueden ingerir hasta 1.500 quilos de comida al día.

Imágenes obtenidas el 5 de abril de 2018 por la asociación EDMAKTUB. Se documentan varios ejemplares de rorcual común alimentandose en superficie en la Costa del Garraf, Cataluña.

Hábitats

Los rorcuales comunes se distribuye por todos los océanos, desde los polos hasta los trópicos. Únicamente están ausentes en el mar Negro, el Mediterráneo oriental, el mar Báltico, el Golfo Pérsico y el mar Rojo.

Son gregarios y viven en grupos de 6 a 10 miembros que normalmente están emparentados. En las zonas de alimentación se pueden juntar hasta más de 100 individuos.

Las poblaciones oceánicas, en sus migraciones, se desplazan hasta 5.000 quilómetros dos veces al año. En verano, se dirigen a los polos para alimentarse, y en invierno, hacia las zonas subtropicales para aparearse y para dar a luz.

Estos animales pueden nadar más de 400 quilómetros diarios. Nadan incluso mientras duermen. Un rorcual podría desplazarse desde el mar de Liguria, en Génova (Italia), hasta el estrecho de Gibraltar en menos de 10 días.

Estudios genéticos, de contaminantes, de isótopos, y de lenguaje, revelan la existencia de subpoblaciones que residen de forma permanente en áreas reducidas del Golfo de California, el mar de la China Oriental y el mar Mediterráneo.

En el mar Mediterráneo cohabitan dos poblaciones: la subpoblación mediterránea, que se podría considerar como residente; y miembros de la población atlántica, que se introducen circunstancialmente.

Los movimientos migratorios de la subpoblación mediterránea no son análogos a los descritos para esta misma especie en los océanos Atlántico y Pacífico. En el mar Mediterráneo, donde la mayor distancia norte-sur en ningún punto supera los 1.000 quilómetros, se cree que los desplazamientos están condicionados por los afloramientos de recursos alimentarios.

La subpoblación mediterránea habita principalmente en el norte y el este de las Islas Baleares. Se sospecha que, a finales de la primavera y a principios de verano, algunos miembros de esta subpoblación, a través del Estrecho de Gibraltar, migran hasta el sur de Portugal, en el océano Atlántico, para retornar al Mediterráneo en los meses de invierno.

La población atlántica, a través del estrecho de Gibraltar, se adentra en otoño e invierno hasta el mar Balear y las costas catalanas para alimentarse durante la primavera, volviendo, a finales de esta, de nuevo hacia el océano Atlántico.

Como todos los animales de gran tamaño y larga longevidad, son muy inteligentes, tienen muy buena memoria y comparten una rica cultura, entendida esta como el conjunto de conocimientos que se adquieren, comparten y transmiten socialmente y no genéticamente.

Para su orientación utilizan las líneas de los campos magnéticos de la tierra, la posición del Sol, la temperatura de las aguas y su olor, y los sonidos generados en la costa de manera natural y artificial.

En el caso de los individuos de la subpoblación del mar Mediterráneo, es muy probable que hayan conformado un mapa mental de los fondos submarinos, en el que tengan registrados los taludes continentales, los principales accidentes geográficos, las islas e islotes, los cabos y los puertos construidos por los humanos. En este sentido, tanto el cabo de San Antonio como el cabo de La Nao, en Alicante, funcionarían como importantes hitos en sus migraciones.

Mapa de los fondos marinos del mar Mediterráneo occidental en el que se observa la plataforma y el talud continental que discurre desde el sur de Francia hasta las costas del sureste peninsular.

Los rorcuales que se avistan en la costa de Denia, posiblemente, utilicen el talud continental para orientarse en sus migraciones.

Estado de conservación

La población mundial de rorcuales se estima en unos 60.000 ejemplares, de los cuales menos de 5.000 residen en el Mediterráneo.

En la actualidad, esta especie está catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como “Vulnerables”, y para la subpoblación mediterránea como en “Peligro”. 

La subpoblación mediterránea está protegida por múltiples acuerdos internacionales:

Principales amenazas

La sobrecaza.

Desde hace cientos de años las ballenas han sido cazadas bien para la alimentación, bien para la obtención de aceites u otros productos. Con la llegada de la revolución industrial y la construcción de barcos a vapor, mucho más rápidos y manejables que los antiguos barcos de vela, la sobrecaza las puso al borde de la extinción. Entre 1921 y 1954 se cazaron en el Estrecho de Gibraltar más de 4.000 ballenas y 500 cachalotes. En la actualidad, aún se pueden observar los restos de las antiguas factorías balleneras.

Las colisiones

Hoy en día, la mayor amenaza contra los rorcuales comunes son las colisiones con embarcaciones. Cualquier tipo de buque y de cualquier eslora puede colisionar con estos cetáceos, pero son los buques de más de 80 metros de eslora y que navegan a más de 14 nudos los principales causantes de traumatismos severos o mortales.

En el mapa de velocidad en nudos y posición del tráfico marino del día 4 de julio del 2009 en el Mediterráneo occidental, se observa como los desplazamientos de buques en dirección transversal a la línea de costa son los que se realizan a mayor velocidad, que son precisamente los que atraviesan las rutas migratorias de los rorcuales.

En el gráfico se observan las elevadas velocidades de los buques entre Denia y las Islas Baleares en el sentido transversal al recorrido que realizan las ballenas.

El Instrumento Ratificación del Protocolo sobre las zonas especialmente protegidas y la diversidad biológica en el Mediterráneo y anexos, adoptado en Barcelona el 10 de junio de 1995 y en Montecarlo el 24 de noviembre de 1996, en su artículo 6 determina que debe de haber una reglamentación de paso de buques en las Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM), aunque esta, en la actualidad, no está reglamentada en ningún país europeo.

En el mar Mediterráneo, además del Santuario de Pelagos, existen 39 áreas ZEPIM.

En España existe desde el año 2019 una gran área ZEPIM de 46.385 km² que se corresponde con el corredor migratorio de los rorcuales en el Mediterráneo. Es una zona fundamental para los rorcuales, puesto que la dirección del tránsito marítimo mayoritario entre la Península Ibérica y las Islas Baleares es perpendicular respecto a la dirección migratoria de los rorcuales. En esta área se establece la prohibición de usar sistemas activos destinados a la investigación geológica subterránea, tanto por medio de sondas, aire comprimido o explosiones, además de las actividades relacionadas con la extracción de hidrocarburos. No obstante, esta declaración no tiene en cuenta la problemática de las colisiones entre las embarcaciones y los rorcuales.

En la costa este de EE. UU. desde el año 2008, y con el objeto de reducir las colisiones de buques con las ballenas francas del Atlántico (Eubalaena glacialis), existe normativa que obliga a reducir la velocidad a 10 nudos para todas las embarcaciones de eslora superior a 19,8 m.

Áreas de gestión con límites de velocidad de 10 nudos en la costa este de EEUU. Effectiveness of mandatory vessel speed limits for protecting North Atlantic right whales.

Con la aplicación de la mencionada normativa, la reducción de colisiones fue significativa.

Número de muertes conocidas de ballenas francas y ballenas jorobadas a lo largo de la costa este de EE. UU. atribuidas a colisiones con barcos y causas desconocidas, dentro de las 45 millas náuticas, antes y después de la implantación de la limitación de velocidad.

La aplicación de una normativa similar a la de EE. UU. en la costa este del Mediterráneo, concretamente en las zonas de alimentación o tránsito de rorcuales ya conocidas:

  • Disminuiría la probabilidad de colisiones y las consecuencias en caso de darse.
  • Disminuirían las emisiones de CO₂, por lo que se contribuiría a combatir la crisis climática.
  • Reduciría el ruido ambiental en un 40 % tan solo reduciendo la velocidad un 10 %.

Con relación a la costa dianense, cabe plantear algunas reflexiones sobre las altas velocidades de los ferris que realizan las rutas entre las Islas Baleares y la península:

  • ¿Son realmente necesarias las altas velocidades cuando el principal objeto de los desplazamientos de la mayor parte de los usuarios son el ocio?;
  • ¿Es posible una regulación de velocidades según las estaciones?;
  • ¿Es posible limitar la velocidad cuando se tenga constancia de la presencia de estas ballenas en el canal de Ibiza?

En respuesta a las cuestiones anteriores, es muy interesante la iniciativa de Chile. Chile ha instalado en el Golfo de Corcovado boyas dotadas de alta tecnología que envían en tiempo real y de manera automatizada señales de alerta temprana a las embarcaciones próximas para advertirles de la presencia de ballenas a su alrededor. La idea es que, al recibir la información, los barcos reduzcan su velocidad y aumenten la vigilancia para evitar colisiones.

El País. Daniela Mohor (23 octubre del 2022). El proyecto pionero chileno para proteger a las ballenas y combatir el cambio climático.

En España, el tránsito de los ferris en zonas donde se sabe de la presencia de rorcuales no está regulado. En estas zonas debería de estar limitada la velocidad y se debería de aumentar la vigilancia. Las únicas regulaciones que se han realizado en este sentido son: una recomendación de reducción de velocidad en el área de mayor densidad de cachalotes en el estrecho de Gibraltar; y el reposicionamiento del dispositivo de separación de tráfico marítimo de cabo de Gata para evitar el tráfico marítimo comercial dentro del Lugar de Interés Comunitario (LIC) propuesto para el delfín mular (Tursiops truncatus). Ninguna de estas dos regulaciones se ha centrado en la reducción de las colisiones entre buques y rorcuales.

El ruido submarino

El ruido submarino generado por las actividades humanas dificulta la capacidad de comunicación entre los miembros de una determinada subpoblación de rorcuales y dificulta su orientación por ecolocalización, por lo que el ruido constituye un claro factor excluyente en los hábitats.

Los rorcuales se comunican con sonidos de baja frecuencia en un hábitat cuyo ruido ambiental es el producido por el oleaje y no el producido por el tráfico marítimo o las otras muchas actividades humanas. Algunos ruidos son producidos de manera intencionada: la exploración geofísica; la defensa nacional por medio de sonar; los sistemas acústicos de disuasión (pingers), (dispositivos acústicos desarrollados para evitar capturas accidentales de delfines y otros mamíferos marinos en artes de pesca o infraestructuras de piscicultura); estudios científicos de oceanografía mediante sonido e hidrografía… Y otros ruidos son producidos de manera no intencionada como: el tráfico marítimo, comercial y recreativo; la pesca; la construcción en el litoral; las actividades industriales marinas; las actividades relacionadas con la defensa nacional (ej. pruebas de explosivos, artillería, pruebas de resistencia de infraestructuras) ...

Enredos con artes de pesca

La interacción con artes de pesca es otro de los problemas a los que se enfrentan los rorcuales, especialmente en las proximidades del mar de Alborán, donde todavía hoy se utilizan, de forma ilegal, redes de “pesca pasiva” para la captura de atún y pez espada. Este tipo de artes de pesca fueron muy utilizadas por la flota mediterránea por su enorme eficiencia en la década de los años 80 del pasado siglo. Llegaban a medir hasta 20 quilómetros y su uso provocó durante años la captura accidental de miles de cetáceos. En el año 2002, la Unión Europea las prohibió en sus aguas y Marruecos, también lo hizo en año 2013.

Ballena yubarta atrapada en una red de pesca que fue rescatada en Mallorca en mayo del año 2022. Foto de PEDRO RIERA (Artículo de El País de Carlos Garfella Palmer)

Cambio climático

Las propiedades bioquímicas y físicas del mar Mediterráneo, están cambiando y, por tanto, se está alterando su productividad primaria. La distribución y abundancia del eufásido Meganictifanes norvegica, principal alimento del rorcual común, es muy sensible a la temperatura del agua y la salinidad, por lo que un aumento de las temperaturas del agua lo puede hacer desaparecer del Mediterráneo y afectar seriamente a la alimentación de los rorcuales.

Otro efecto no deseado del calentamiento global es el desarrollo de patógenos tropicales en el Mediterráneo, como es el caso del Morbilivirus del delfín, que en los años 1990 y 1992 causó la muerte de miles de delfines listados en todo el Mediterráneo. El Morbilivirus del delfín ya ha sido identificado en algunos rorcuales comunes varados en el Mediterráneo.

Químicos

Especialmente preocupante es la contaminación por altas concentraciones de organoclorados, dioxinas, PCBs, plaguicidas, ftalatos, alquilfenoles y el bisfenol-A que pueden incidir en la fertilidad de los rorcuales.

Para saber más sobre como comportarnos y aproximarnos a los cetáceos en caso de avistamientos.

Saber mucho más

Bon vent i barca nova.

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